- El educador crea un clima de sintonía entre los participantes, capaz de generar una comunicación eficaz y una permanente disposición anímica para el aprendizaje.
- El educador muestra congruencia en los distintos niveles de influencia en el aprendizaje.
- El educador conduce el proceso teniendo en cuenta los cuatro aspectos de las competencias para el aprendizaje que posee el aprendiz:
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- Incompetencia inconsciente: no sé que no sé
- Incompetencia consciente: sé que no sé
- Competencia consciente: sé que sé
- Competencia inconsciente: no sé que sé
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- El educador maneja permanentemente los tres aspectos comunicacionales que influyen en los estados del aprendizaje significativo: cognitivo, afectivo y psicomotor.
- El educador es el líder del proceso, un ejemplo a seguir y digno de imitar, bajo un enfoque motivador y de flexibilidad.
- El educador utiliza los tres sistemas de representación más usados en la comunicación: visual, auditivo y kinestésico. Tanto en sus predicados verbales como en los recursos y estrategias empleados en la facilitación. Lee en sus alumnos/as lo que transmiten con su lenguaje corporal (calibración).
- Es capaz de convertir cualquier situación que se presente, en una actividad divertida y útil al aprendizaje (reencuadre).
- El educador influye constantemente en sus alumnos/as – no manipula -, manteniéndolos contagiados de entusiasmo y curiosidad, para abordar con éxito los objetivos.
- Se vale continuamente de una de las técnicas de motivación, entusiasmo, influencia y aprendizaje más potentes: la metáfora.
- El educador se vale continuamente de la creatividad, la sensibilidad, la flexibilidad y la comunicación: alegre y efectiva, como herramientas indispensables para lograr la excelencia académica.